Las heridas en el dorso de la mano son muy comunes al utilizar herramientas cortantes como un cuchillo. Solemos verlas en el dorso de los dedos de la mano no-dominante debido a que habitualmente el cuchillo es utilizado con la mano dominante. Muy típicas las heridas “cortando jamón” en dorso del pulgar o del dedo índice, o pelando fruta, retirando el plástico para descorchar una botella… haciendo bricolaje.
Son heridas que no podemos banalizar y que debemos explorar de manera adecuada porque a veces esconden una lesión en los tendones (que no nos engañe la limpieza de estos cortes y a veces el poco sangrado). En esos casos hay que reparar el tendón y colocar una férula, a cargo de un cirujano especializado.
Cuando la lesión es completa el paciente suele tener dificultad parcial o total para extender el dedo, además de tener una postura en «dedo caído».
Cuidado porque a veces el paciente mueve perfectamente el dedo lesionado. En esos casos hay que pensar en una lesión parcial del tendón y también debemos repararlo para evitar deformidades o roturas espontaneas en el futuro. Por ello estas heridas sospechosas hay que explorarlas bien para buscar lesiones tendinosas, no olvidemos que los tendones extensores están muy superficiales y se seccionan fácilmente.
Estas lesiones tendinosas, si se tratan adecuadamente, tienen muy buen pronóstico, aunque precisarán llevar una férula inmovilizadora al menos tres semanas.